Transcripción por Diego Pérez
En primer lugar pues felicitarles por los servicios que le prestan a nuestra Diócesis en los distintos Ministerios que se han venido instituyendo y en los cuales está sirviendo la Iglesia para hacer presente a Jesucristo ya que a fin de cuentas esta es la finalidad principal que tenemos al realizar cualquier servicio dentro de la vida de la iglesia no es otra cosa más que hacer presente a Jesús y al mismo tiempo está presente su Palabra. Lo vemos en las oraciones que se hacen al visitar a los enfermos, se dice una frase que está por ahí “para que nunca se sientan abandonados por Dios” porque esa es la primera experiencia que se tiene y más cuando vivimos en estas grandes ciudades donde podemos perdernos y no significar mucho para los demás, esa es nuestra tarea con cada una de las actividades y servicios, vuelvo a insistir que realizamos como dice el Padre Enrique, los lectores, los monitores, los de bienvenida en la parroquia todo esto es para darle un lugar a la persona y saber que es alguien para Dios ante todo y que es Dios mismo el que le está recibiendo, es Dios mismo el que está procurando atenderle y particularmente en los momentos a veces más difíciles. Pues muchas gracias que bien que se dan este tiempo para poder llenar su corazón de más amor por Jesucristo a través de las personas de las cuales ustedes son sus servidores. Por otra parte también teníamos y se tiene todavía porque la acción católica sigue adelante, lamentablemente por algún motivo muy particular, eso es una reflexión muy personal, como era algo que le daba unidad a la iglesia que le daba fortaleza, y de alguna manera ha quedado en pequeñas células solamente, no vengo a promover la acción católica, no, sino sobre todo lo que tiene la acción católica como principio que sirve para cualquier organización dentro de la vida de la iglesia cualquier movimiento podría servir estos tres principios que han regido a la acción católica y que debe seguir rigiendo la vida de todo fiel cristiano: oración estudio y acción. Eso fue lo que me llamó la atención como hemos cambiado estos últimos años, ponemos y anteponemos el estudio y la oración hasta el final, en ocasiones como que -sí alcanza el tiempo hacemos oración- y la acción católica tiene eso: oración, estudio y acción; o también a veces en éstos últimos años nos hemos enfocado demasiado en la acción y olvidamos los dos anteriores: el estudio y la oración. Entonces yo quisiera dejárselos como también me he quedado yo con ellos, para que puedan ir orientando nuestra propia vida, nuestra vida personal y nuestra vida como cristianos integrados en algún servicio de la vida de la iglesia. Hay que orar, me da mucho gusto que sea el Señor el que esté aquí en la entrada, ante el Santísimo Sacramento, antes que cualquier cosa la oración, si van a ir a prestar ya su servicio, antes orar, aunque ya se hayan preparado y tengan todo muy bien listo, siempre primero con Él, antes de cualquier cosa, antes de estudiar, orar, antes de servir, orar, para que aquello con lo que vayamos a realizar, lo que podamos llevar a los demás sea realmente al Señor y no a nosotros mismos y que puedan obtenerlo también dentro de este servicio, cada uno en su ministerio, preocúpense en lo sucesivo tener muy presente estos tres puntos: orar, estudiar y acción (trabajar). Y estar dando vuelta constantemente, volver nuevamente a ese principio para que lo que hagamos verdaderamente de fruto y sea un fruto de acuerdo a como el Señor lo quiere, muchas gracias nuevamente por su servicio, que han venido prestando, por los que se van a integrar apenas para ser instituidos, pues que vayan desde el principio entrenando su corazón de esa intimidad con el Señor, de esa intimidad con el Señor. La oración que ustedes puedan hacer, que sepan, que han aprendido, esa es la que van a realizar y sobre todo en la presencia de Jesús Eucaristía, agradezco al Padre Valente, al Padre Enrique, a quienes hayan estado al frente de ustedes acompañándolos a cada momento para poder seguir sirviendo, rueguen y pidan también por ellos para que tengan la fortaleza y sobre todo la luz del Espíritu, que el Señor nos da. Y por último también la Palabra en relación al Evangelio del día de hoy: Conflictos en la Iglesia siempre han existido, hoy se nos plantea uno en la primera Lectura, pero también nos ha mostrado como se resuelven esos conflictos, a través principalmente del diálogo, acercándonos a las personas para dialogar, de alguna manera pueden ustedes tener algún conflicto en su vida familiar, en su vida de comunidad parroquial, en su vida civil, ahí donde viven y en ocasiones cuando hay conflicto inmediatamente nos retiramos, pensamos que eso no debe existir; siempre ha existido, desde los primeros días de la vida de la Iglesia, el mismo Jesús vive en un conflicto constante, pero no en la violencia, es muy distinto, el siempre en el diálogo y así lo enseñó y así lo siguieron haciendo los apóstoles para poder construir esa ciudad que nos plantea la Segunda Lectura, es necesario pasar como nos decía hace 8 días, en la primera lectura de los Hechos de los apóstoles hay que pasar por ciertas tribulaciones, así que no nos espante que en la vida de la iglesia haya esa situación, no nos podemos alejar, somos una institución humana y no tenemos la visión y claridad en nuestro pensamiento, tenemos que ir aclarando poco a poco y para esto termino diciéndoles, lo que el Señor recuerda, nos va a dar el Espíritu Santo para que el nos vaya enseñando y nos vaya recordando, por eso es la razón de que hay que invocar cuando nosotros no entendemos, cuando no tenemos la claridad hay que pedir la luz del Espíritu Santo y pedirla constantemente, para que aquello que pudiera ser motivo de conflicto, pudiera venir a menos, como lo vemos el día de hoy en la lectura de la palabra, decidieron no poner más cargas solo eviten 3 cosas: el animal sacrificado, la sangre y la fornicación, todo lo demás va a seguir igual, no les vamos a poner más cargas, porque la Buena Nueva, no es para hacer más pesada la vida, sino sobre todo para poder seguir hacia delante y seguir con alegría, muchas gracias por esta oportunidad Padre Valente, Padre Enrique, muchas gracias, nos encomendamos a sus oraciones, para poder continuar en el servicio que nos toca el día de hoy, que tengan todos un buen día.
1 Comentario
Por Diego Pérez.
Cuando somos llamados a ser ministros, muchas veces los sacerdotes nos llaman sin tener conocimiento y conciencia de la gran responsabilidad que significa ser ministro, sobre todo ésta responsabilidad es mayor cuando somos instituidos por el Obispo de nuestra Diócesis. Es por ello que te damos los 5 documentos que debes conocer para ejercer mejor tu ministerio, sea cual sea el tuyo: 1.– Ministeria Quaedam: En esta carta del Papa Pablo VI hizo una verdadera reforma a la Iglesia y a los servicios que en ella se ejercen. Muchos de ellos anteriormente ejercidos únicamente por seminaristas, religiosos y religiosas, este documento conllevó una comprensión de que todo ministerio dentro de la Iglesia puede ser ejercidos por laicos, sin considerarse como algo ya reservado a los candidatos al Sacramento del Orden y derogó las llamadas Órdenes menores, dando inicio a la concepción de los Ministerios Laicales. 2.- Apostolicam Actuositatem: Decreto por el cual se fundamenta y se hace patente y necesario el discernimiento de la vocación de los laicos al apostolado, y al trabajo en la pastoral de la Iglesia Universal. 3.– Immensae Caritatis: Instrucción que da origen y forma al Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión y da las normas acerca de la correcta participación de éstos, dentro y fuera de la misa y fue publicado con el ritual para "Institución de Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión", considerándolo de forma unánime como Ministerio Instituido en la Iglesia Universal al lado del Acolitado y Lectorado. 4.– Ecclesiae de Mysterio: Instrucción por la cual San Juan Pablo II da directrices teológicas y prácticas acerca de la colaboración de los laicos en el Sagrado Ministerio de los Sacerdotes. 5.- Redemptionis Sacramentum: Instrucción de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que dedica su Capítulo VII a los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión en cuanto Abusos Litúrgicos a evitar y solicita que se llame al ministerio de manera correcta evitando así llamar al MESC como Ministro de la Eucaristía, de la cual sólo el Sacerdote Ordenado es Ministro. 6.- Orientaciones de los Ministerios Laicales CEM: Documento a modo de Orientaciones elaborado por la CEM que da las pautas para la promoción y el acompañamiento de los diversos ministerios laicales, así como el perfil, normas dentro de las Diócesis, métodos de formación y perfiles de admisión a los ministerios. Esperamos que esta breve guía te ayude a tener un mejor conocimiento para desempeñar mejor el ministerio que la Iglesia confió en ti. |
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Abril 2020
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